Aunque el modelo puede considerarse opuesto al del déficit, varios estudios indican que se trata de enfoques complementarios.Compartieron esta visión autores tan dispares como Anna Freud, Erik Erikson o Stanley Hall.Un modelo que incluye cinco áreas de competencias: cognitivas, sociales, emocionales, morales y personales o fortalezas del yo.Son los recursos personales, familiares, escolares o comunitarios que apoyan y dan la experiencia necesaria para ese desarrollo positivo durante la adolescencia.[6] Para que los programas de desarrollo positivo adolescente sean efectivos deben cumplir ciertos requisitos: El contenido no parece ser determinante, ya que han mostrado éxito programas relacionados con asuntos muy diversos: el voluntariado y la participación en la comunidad, actividades musicales, artísticas o deportivas.