Desafío de Burdeos

Ante esta situación el rey Pedro de Aragón pidió ayuda al mercader de caballos Domingo de la Figuera, el cual conocía los caminos y senderos hacia Burdeos.

La víspera del 1 de junio el rey Pedro arribó a Burdeos disfrazado de escudero, y al alba del día señalado mandó a Gilberto de Cruïlles para que el senescal de Gascuña Juan de Grailly asistiera al palenque del duelo con un notario y seis caballeros indicándole que allí le esperaba un caballero del rey de Aragón.

Allí se trasladó el rey aragonés de incógnito vestido de caballero y el senescal asistió al palenque con permiso del rey francés.

Una vez tomada escritura pública el Pedro III de Aragón se despidió del senescal y regresó al reino de Aragón por el camino de Soria.

El senescal fue a informar al rey de Francia, ante lo cual Carlos de Anjou pensó que era una emboscada y esperó un día, pasado el cual sin incidentes los franceses abandonaron Burdeos.