Acompañó a su padre a Túnez durante la Octava Cruzada, en 1270, pero la expedición concluyó francasando por una epidemia de disentería que diezmó al ejército de los cruzados.
Su padre y su hermano Juan-Tristán también sucumbieron a la enfermedad.
Uno de los primeros actos del sucesor, Felipe el Hermoso, fue encargarle la regencia en caso de que él muriese.
[3] En 1272, a su regreso a Francia, se casó con Juana de Chatillón (c. 1254-1291), que le trajo las tierras de Blois, Chartres y Guis.
[5] Su cuerpo fue devuelto al convento de los Cordeliers en París, donde fue enterrado, y su corazón llevado a la iglesia dominicana.