Se trata por lo tanto de autolesiones, pero el paciente intenta ocultar su origen lo cual dificulta el proceso diagnóstico.
[1][2][3] Se calcula que afecta a entre el 0,05 y el 0.5% de los pacientes atendidos por problemas dermatológicos.
[cita requerida] El paciente se provoca intencionadamente las lesiones por algún motivo sicológico, generalmente por un deseo de llamar la atención en su entorno o reclamar cuidados por su fingida enfermedad.
No es una simulación autoprovocada con la finalidad de obtener una indemnización o un beneficio económico, sino que responde a un conflicto interno.
[4] Una vez realizado el diagnóstico, el tratamiento es complejo, pues es precisa la colaboración entre el médico de familia, el dermatólogo y el psiquiatra.