Como reacción se dan violentas protestas ante la Editorial Axel Springer, en las que también participa la periodista Ulrike Meinhof.
Tras los incendios provocados en dos grandes almacenes como protesta a Vietnam, los causantes son detenidos al día siguiente.
Cuando en noviembre de 1969 se deniega la revisión, Andreas Baader y Gudrun Ensslin pasan a la clandestinidad, escondiéndose entre otros lugares en Roma.
El "Comando Ulrike Meinhof", al que pertenecen Brigitte Mohnhaupt y Christian Klar entre otros, intentan realizar más acciones, pero obtienen muy poca repercusión política.
En una acción de liberación se da una explosión que hiere a los seis miembros del comando.
Comienza un proceso judicial contra la cúpula del RAF que los prisioneros tratan de boicotear declarándose continuamente "no aptos para negociar" e insultando a los jueces.
Mohnhaupt y Klar, en un intento de secuestro, matan en su casa a Jürgen Ponto, el portavoz del Dresdner Bank.
Sin embargo, los ortodoxos de la teoría revolucionaria dan principios éticos y planteamientos políticos específicos para la dirigencia, lo que determinaría en buena medida la victoria.
Es en esos momentos cuando se muestra el legado teórico del movimiento, a través de su portavoz, la intelectual U. Meinhof, quien al transitar de la vía democrática a la vía armada entiende a plenitud la metodología revolucionaria, lo que no implica únicamente una explicación en su accionar sino un tipo de justificación del mismo.
Sin embargo no se toma en cuenta la situación política por la que atravesó la división alemana previamente, mucho menos los vínculos comerciales y/o tasas de alfabetización en la región, así como la postura social en torno al conflicto.
Los actos efectivos de resistencia sostenida están incrustados en lo local, cerca y lejos.
Comentando respecto a la pintura evidente de la violencia él dijo, “solamente una película como ésta puede demostrar a gente joven cómo es brutal y sanguinario las acciones de la RAF estaban en aquel momento.
En su declaración explicativa el comité dice: “los intentos de la película para hacer la justicia a los terroristas así como a los representantes del estado alemán describiendo ambos lados con una distancia igualmente objetiva.” El comité afirma: “Historia alemana como gran producción fílmica: impresionante, auténtico, político, atormentando”.
Sin embargo, esta película se alinea completamente con la explicación oficial acerca de que las muertes en prisión fueron suicidios y no ejecuciones por parte del aparto judicial-policial, a pesar de las muchas evidencias en contrario.
Sorprende esta revisión de la Historia, ya que dicha versión entonces apenas tuvo credibilidad alguna ante la opinión pública.