La modificación intencional del cráneo fue practicada en muchas culturas separadas geográfica y cronológicamente.
[6] En la región de Toulouse (Francia), esta deformación voluntaria se realizó hasta principios del siglo XX.
Julio César Tello condujo excavaciones arqueológicas cerca del área de los Paracas en 1927 y 1928.
[15] En Patagonia los estudios craneológicos comenzaron en el siglo XIX con los trabajos de F. Ameghino y F. Moreno.
Posteriormente, las investigaciones de José Imbelloni han tenido gran relevancia en el estudio las modificaciones artificiales del cráneo en Sudamérica, tanto en Patagonia como en el Noroeste argentino y los Andes Centrales.
La sucesión cronológica continúa respondiendo a la propuesta de Bórmida, aunque las interpretaciones están relacionadas con cuestiones sociales de identificación cultural o funcionales no intencionales (por atado del bebé en la cuna para transporte).
[21] Friedrich Ratzel en The History of Mankind[22] reportó en 1896 que la deformación craneal, tanto por aplanamiento por detrás como por elongación hacia el vértice fueron encontrados en lugares aislados de Tahití, Samoa, Hawái, y el grupo Paumotu más frecuentemente en Mallicollo en las Malakula (Vanuatu), donde el cráneo era deformado extraordinariamente plano.
La deformación craneal era probablemente realizada para representar afiliaciones grupales,[23] o para demostrar estatus social.
[24] Puede pensarse que modificar un cráneo con una forma antinatural, pudo haber sido un medio de alcanzar atributos deseables estéticos.