Declaración de Hechos

Se enviaron copias de la misma a altos funcionarios del régimen, incluido el canciller alemán, Adolf Hitler.James Penton, quien fuera criado como testigo de Jehová, afirmó en su libro: «Jehovah's Witnesses and the Third Reich» que la declaración se leyó en un salón adornado con esvásticas y la asamblea comenzó con una canción que compartía el mismo aire que el himno nacional alemán.El 4 de febrero emitió un decreto que permitía a la policía confiscar literatura "que pusiera en peligro el orden público y la seguridad" y también restringir las libertades de reunión.Las autoridades objetaron la influencia de minorías religiosas como los Testigos de Jehová porque "contribuyeron a la fragmentación ideológica del pueblo alemán", pero también vieron al grupo como una amenaza para las principales denominaciones cristianas.[7]​ Esperaban que el documento convenciera a Hitler, a los funcionarios del gobierno y al público de que los testigos de Jehová no representaban una amenaza para el pueblo y estado alemán.El exterior de la sala estaba adornado con esvásticas, posiblemente colocadas por miembros de la unidad SS que habían celebrado cerca el día anterior.El historiador Detlef Garbe concluyó que al usar una redacción sutil, Balzereit pretendía que la carta, si bien representando las enseñanzas de los Estudiantes de la Biblia, pudiese ser malinterpretada por los oponentes del grupo.[10]​ La Declaración se dividió en cuatro amplias secciones: una introducción que abordaba los temas de la oposición y la opresión, secciones que abordaban la literatura de la Sociedad Watch Tower (que en 1933 estaba prohibida), la Sociedad de las Naciones, y una sección final llamada "Grandes verdades".Además, declaró de que habían sido acusados injustamente y deseaban presentar un testimonio verdadero y fiel a los funcionarios sobre su papel en los propósitos de Dios, apelando a una audiencia justa e imparcial.La Declaración afirmó además que los testigos de Jehová no habían intentado ejercer influencia política y que sus críticas no podían interpretarse como una amenaza para el gobierno o un peligro para la paz y la seguridad nacionales.El comunicado decía que el "clero político, los sacerdotes y los jesuitas" habían perseguido a los Testigos en América del Norte y Gran Bretaña, y advertía que las mismas fuerzas los estaban tergiversando de manera similar ante las autoridades alemanas.Comparó los objetivos de la organización con la de "los nacionalistas" que "se han declarado en contra de toda injusticia y han anunciado que 'Nuestra relación con Dios es alta y santa'" y dijo que los Testigos alemanes "respaldan plenamente estos principios justos".La declaración elogió la adhesión del gobierno alemán a esos "altos ideales" y expresó su confianza en que no se resistiría deliberadamente a la predicación de los Testigos.[11]​ El 28 de junio, 30 soldados del Partido Nazi asaltaron las oficinas de Magdeburgo por segunda vez, izaron la esvástica sobre el edificio, cerraron la fábrica, sellaron las prensas y cerraron las instalaciones.El Ministerio del Interior dijo que la acción fue diseñada para prohibir cualquier actividad futura de la Sociedad Watch Tower en Alemania.Dijo que la redacción del documento presenta a la denominación como una organización con una actitud positiva hacia el estado alemán y con intereses comunes con los nuevos gobernantes.La Sociedad Watch Tower dijo que la denuncia de los "judíos comerciales" en la Declaración "claramente no se refería al pueblo judío en general, y es lamentable si se ha malinterpretado y ha dado lugar a alguna ofensa".[20]​ Yonan dijo que la Declaración no se dirigía a Hitler como "Fuhrer" y no concluía con las palabras "Heil Hitler", como era el caso en ese momento en la mayoría de los documentos oficiales de la iglesia dirigidos a las autoridades estatales.
Wilmersdorfer Erklärung del 25 de junio de 1933 (página 1)
Presidente de la Sociedad Watch Tower, J. F. Rutherford
Quema de libros por los nazi en Alemania.
Reunión de la Sociedad de las Naciones, 1932.