De vita contemplativa
[1] Según Filón, estos ascetas viven aisladamente y dedican seis días de la semana a la contemplación y al estudio de sus textos sagrados.El séptimo día está dedicado a la congregación, en que el líder del grupo expone la interpretación alegórica de un pasaje de la Biblia.Cada siete semanas tiene lugar una celebración especial, que comienza con una comida comunitaria austera, acompañada de la lectura e interpretación de las escrituras.La reunión finaliza con una representación coral del festival triunfal que los hebreos llevaron a cabo tras el cruce del mar Rojo narrado en el Éxodo.[3] La tradición patrística consideró a estos contemplativos como una forma temprana u oculta del monacato cristiano.