Danza contemporánea en España

Aunque el bando de Hitler y Mussolini resultó derrotado, las ideas nacionalsocialistas regirán la cultura española durante décadas.

España sufrirá censura, la prensa pertenecía al Estado, desaparecieron los sindicatos obreros, la enseñanza pasó a manos de la Iglesia, etc.

En Barcelona, ya en los años 1950, Joan Tena consiguió la interrelación de las artes en un espectáculo avanzado para la época y el lugar.

En Madrid la figura fundacional es Pilar Sierra (Madrid, 1927) una estudiosa del análisis del movimiento que se inició con el ballet y se marchó a París donde estudió con Alexandre Golovine y entabló intima relación con Raimon Duncan, hermano de Isadora Duncan.

En ese punto interrumpe su carrera de bailarina y se va a los Pirineos para estudiar el movimiento primitivo.

Después viaja a oriente y hace estudios en Tel Aviv de danzas locales.

No será hasta los años 1980 cuando los bailarines-intérpretes-coreógrafos empiecen a asumir la dirección de su grupo dándole una identidad más propia y personal.

Heura ganó ese mismo año en Francia los concursos de Bagnolet y segundo premio en Nyons con sus creaciones colectivas.

Se pudo ver por primera vez a Maurice Béjart y su Ballet del siglo XX, las compañías de Alvin Ailey, Paul Taylor, Alwin Nikolais, al mimo Marcel Marceau, el Teatro Negro de Praga, y un interminable etcétera, aunque hubo que esperar a que Franco muriera para que Martha Graham aceptara pisar España (Martha Graham recaudó fondos en Nueva York para las Brigadas Internacionales del bando republicano español en los años 1930).

Este dato es sumamente importante, ya que no existe en España hasta 1980 (y solo en Barcelona) la posibilidad de estudiar danza contemporánea en una institución pública.

En 1987, surgen Transit de María Rovira en Barcelona, y Provisional Danza dirigido por Carmen Werner en Madrid.

Por otro lado la compañía Bocanada se desgaja por completo dando cada uno de sus miembros lugar a variadas propuestas: La Ribot, Co.

En 1990, el bailarín y coreógrafo Nacho Duato asume la dirección de la Compañía Nacional de Danza a la que imprime un giro radical dando preeminencia en su repertorio a las coreografías contemporáneas y alcanzando la compañía un renombre internacional que aún perdura en 2011.

En los noventa existía un vacío generacional respecto a intérpretes, las compañías se nutrían de bailarines europeos o americanos.

Sí, surgen coreógrafos que crean pequeños trabajos, se presentan a concursos, ganan premios, pero ante la dificultad de desarrollarse no fundan nuevas compañías con estabilidad.

Incluso en los últimos diez años se mantienen pero han emigrado buscando una mejor y mayor estabilidad económica.