Es conocida como zougan en japonés; ha desarrollado su propio subconjunto de términos para describir los patrones particulares.
En la península ibérica ya era practicada en época prerromana utilizando la llamada técnica de nielado.
Mediante este método se extendió la artesanía a grandes piezas como jarrones, ánforas, cofres, relojes y superficies de todo tipo.
En la decoración de las armas se empleaban motivos como hojas de acanto, rocallas, dragones y cartelas, bien en forma lisa o en relieve, y lo mismo las figuras alusivas a animales relacionados con la caza que se grababan en las escopetas.
Sin embargo, todavía muchas tiendas ofrecen productos artesanos, damasquinados a mano con la tradición de antaño.
El damasquinado toledano mantiene los diseños tradicionales, donde predominan los motivos geométricos y renacentistas, aunque también se han incorporado nuevos elementos como el cristal de Swarovski.
Toledo suministra este arte a otros puntos de la geografía española, donde se vende como souvenir.
La primitiva técnica del picado a punceta, donde mediante el golpeo de una punceta se realiza un fino picado romboidal en el que, una vez realizado el dibujo a grabar, se introduce el hilo de oro o plata dio paso al estriado a cuchilla en el que los surcos se abren mediante una fina y afilada cuchilla.