Uno o ambos filos del arma estarían afilados, así como la punta de las hojas.
La hoja larga y recta no habría servido para dar cuchilladas o sablazos.
Estos puñales no habrían servido para cortar ni para uso como herramienta de utilidad general, sino como segundo brazo para punzar en batalla.
Desde que fueron capaces de penetrar una armadura, por las articulaciones, o por medio de la visera del casco, las dagas rondel se habrían usado para forzar un caballero desbancado o herido a rendirse para pedir luego un buen rescate por el mismo.
En el siglo XV, la daga rondel también se popularizó entre la clase media emergente.