Las culturas sedentarias lo utilizaban, además de para esas funciones, como fuerza para mover maquinaria (norias, arados, carruajes etc.) y cargas pesadas y cultivar el campo; incluso sus excrementos o estiércol servían para abonar los huertos o alimentar fogatas.En la Edad Media, la institución de la caballería vino a ser un progreso sobre el brutal y bárbaro guerrero antiguo.Otras ceremonias también podían elegir a un caballero como líder militar para la batalla, el llamado adalid.A esta élite pertenecían los caballeros errantes de los siglos XI y XII.Luego se hundió en la anarquía y desapareció, dando paso a órdenes militares como los Caballeros del Santo Sepulcro, San Juan de Jerusalén, San Lázaro, del Temple o Templarios... Todos estos ya eran un verdadero ejército eclesiástico permanente.Pero ya en el siglo XV, en competencia con las armas de fuego y la artillería, la caballería era una institución en declive: del guerrero de la Alta Edad Media, transformado en la Baja Edad Media en un idealista caballero noble y cristiano, se pasa al soldado profesional (mercenario pagado por un sueldo), financiado por las monarquías del absolutismo y solo fiel a su salario.Ser armado caballero equivalía, pues, casi a recibir un sacramento, según recuerda el infante Juan Manuel en su Libro del cavallero et del escudero: "Este estado non puede aver ninguno por sí, sy otri non gelo da, et por esto es como manera de sacramento".Las armas del caballero tenían un valor simbólico: la espada en forma de cruz significa que el caballero debe destruir a sus enemigos con la justicia; la lanza significa la verdad, la rectitud; el hierro simboliza la fuerza de la verdad frente a la falsedad.El pendón significa que la verdad se muestra a todos y no tiene miedo del engaño.[4] Era habitual que el estamento señorial demostrase su habilidad guerrera en torneos o justas primorosamente decorados y a los que asistían ricoshombres, infanzones, hidalgos y caballeros de Francia, Flandes, Alemania, Inglaterra, Italia y Gascuña compitiendo con los castellanos, como ocurrió en Burgos en el tiempo en que fue coronado Alfonso XI, creador de la caballeresca Orden de la banda.Incluso se creó una orden, L'écu vert à la dame blanche, para liberar de sus votos a los caballeros.[9] En él se rompieron 177 lanzas y participaron 78 aventureros, de los cuales uno murió en la pelea.La ligera prescindía de las armas más pesadas porque tenía que moverse a gran velocidad: usaba venablos, espadas, arcos, ballestas y, posteriormente, incluso pistolas.Ellos portaban los ideales de honor, religiosidad cristiana, valor, justicia y, por lo general, serían recordados como figuras míticas e idealizadas, que conducían infaliblemente Estados medievales.Su imagen servía para infundir moral y motivación a las naciones, para que éstas se mantuviesen fieles al cristianismo.Entre las figuras más conocidas se hallan: El caballero se había vuelto de dudoso valor ante los grandes cambios políticos y sociales del siglo XIX que dio al término un significado más amplio y esencialmente superior.El cambio está bien ilustrado en las definiciones dadas en las sucesivas ediciones de la Enciclopedia Británica al caballero o gentilhombre.En su 5.ª edición (1815), "un caballero es uno, que sin ningún título, lleva un escudo de armas, o cuyos ancestros han sido libres".
Caballería ligera en una Biblia ilustrada navarra de 1197. Se aprecia el arzón en la parte trasera de la silla de montar, que servía para sujetar al caballero en las cargas de caballería, en las que se arremetía contra el enemigo con una pesada lanza, táctica que se consolidó en el siglo
XIII
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