Además de dar prioridad al color en la composición , fue un pionero del arte moderno en su país.
En la década de 1890, Amiet continuó su trabajo con Giacometti y solo obtuvo pequeñas ganancias, hasta que en 1898 le encargaron pintar un retrato de Ferdinand Hodler, cuya obra le influiría más adelante.
La suerte le sonrió en la primera década del siglo XX, cuando comenzó a participar en numerosas exposiciones y competiciones europeas.
Después de casarse con Anna von Hellsau Luder en 1898, Amiet se mudó a Oschwand.
Asimismo, en dicha ciudad, dio clases a estudiantes como Hans Morgenthaler, Hanny Bay, Marc Gonthier, Albert Müller, Josef Müller, Walter Sautter, Werner Miller, Werner Peter Neuhaus y Thalmann.