Es soluble en la mayoría de disolventes orgánicos, como alcohol, éter, benceno y acetona.
Puede usarse como catalizador el ácido fosfórico solidificado sobre alúmina, conforme se hacía hasta mediados de los años 1990, cuando alcanzó mayor auge la catálisis basada en zeolitas.
La exposición profesional, principalmente por vía inhalatoria, ocurre durante su producción y uso o bien, en el uso de productos que contienen cumeno.
La sustancia puede entrar en nuestro organismo por inhalación, a través de la piel y por ingestión.
En caso de ingestión la sustancia penetra fácilmente en las vías respiratorias y puede provocar neumonía por aspiración.
No se ha evaluado adecuadamente si la exposición repetida puede causar daño al cerebro u otros nervios.
Sin embargo, otras sustancias químicas basadas en el petróleo han mostrado causar tal daño.
Entre los efectos se incluyen disminución de la memoria y la concentración, cambios de la personalidad (aislamiento, irritabilidad), cansancio, trastornos del sueño, disminución de la coordinación o efectos sobre los nervios del sistema nervioso autónomo (parte del sistema nerviosa que inerva los órganos internos, incluidos vasos sanguíneos, estómago, intestino, hígado, riñones, vejiga, estructuras genitales, pulmones, pupilar, corazón y glándulas) o los nervios que inervan los brazos y las piernas (debilidad, hormigueo).
Los indicadores biológicos medidos en orina son habitualmente analizados en muestras puntuales tomadas en momentos determinados, ya que en el entorno laboral no es fácil ni seguro obtener muestras de orina correspondientes a períodos largos de tiempo (por ejemplo 24 horas), las cuales proporcionarían una información más exacta sobre la eliminación del xenobiótico.
Al ser una sustancia altamente lipófila se distribuye bien por el organismo, con una posible acumulación en el tejido adiposo.
En humanos, la exposición por vía inhalatoria puede causar dolor de cabeza, mareos, somnolencia, ataxia leve y pérdida del conocimiento, así como dificultades respiratorias.
Los órganos diana, tras la administración repetida en animales de experimentación, son riñones, hígado y tracto respiratorio.