Cultura LGBT en Brasil

Estas películas retrataban a los personajes LGBT como estereotipos, asociándolos con un estatus inferior y dándoles guiones sin vida que mostraban una naturaleza afeminada falsa.[1]​ En 1994, se estrenó en Brasil la película Fresa y Chocolate, dirigida por Arnaldo Jabor, que tuvo un impacto significativo en la comunidad LGBT.Algunas reseñas periodísticas interpretaron la relación afectiva entre los personajes principales como una amistad, pero el director buscaba mostrar que dos hombres pueden amarse más allá de eso.[1]​ En el cine nacional, según un análisis del profesor de cine Antonio Moreno en películas estrenadas entre 1923 y 1996, el personaje homosexual es representado como un alienado político, con un comportamiento agresivo, a menudo con gestos femeninos exagerados, incapaz de tener una relación monógama, inclinado hacia la soledad y recurriendo a parejas remuneradas.[4]​ En las primeras décadas del siglo XXI, hubo una normalización y un aumento en la representación de personajes LGBT en la literatura brasileña, con autores que desafiaron los estereotipos existentes.Autores como Natalia Borges Polesso, Victor Heringer, Tobias Carvalho y Cristina Judar han ganado reconocimiento por sus obras LGBT en las últimas décadas.[9]​ A pesar de enfrentar desafíos, como problemas legales que llevaron a su cierre temporal en 2022, el museo reabrió en septiembre del mismo año y planea expandirse mientras sigue promoviendo la conciencia sobre la importancia de la diversidad sexual y la lucha contra la homofobia.Aunque esta visibilidad ha llevado a una mayor conciencia y aceptación en la sociedad, también ha desencadenado reacciones negativas de sectores conservadores.[16]​ En un estudio realizado en 2019 que aborda el turismo durante la Parada del Orgullo LGBT en São Paulo, enfocándose en los espectáculos teatrales como atracción cultural, se examinaron obras LGBT presentadas en 2017 y 2018, encontrando una orientación hacia hombres homosexuales y escasa representación de otras identidades de género.[19]​ En el período colonial existió un caso muy documentado sobre un fachono, equivalente a las drag queen modernas llamado Luiz Delgado, un hombre casado con hijos, quien había enfrentado juicios y torturas por sodomía en su lugar de origen, Évora, pero no fue ejecutado debido a la falta de pruebas contundentes.La mayoría de los turistas LGBT extranjeros en Brasil son ciudadanos estadounidenses, británicos, alemanes, franceses y holandeses.[29]​ La Iglesia Católica enseña que los actos homosexuales son considerados trastornados e pecaminosos, y algunos obispos más progresistas en Brasil tienen reparos para divulgar sesto públicamente.Una minoría de la población brasileña practica el Candomblé y otras religiones afrobrasileñas (similar a la Santería), donde la homosexualidad es comúnmente aceptada.Muchos brasileños famosos recurren a las religiones afrobrasileñas en busca de milagros para resolver problemas personales o familiares.Aunque muchos sacerdotes varones en esta religión han sido heterosexuales, existe un estereotipo generalizado de que los practicantes masculinos del Candomblé son homosexuales.Hombres homosexuales han descrito la religión como un ambiente más acogedor que las formas de cristianismo practicadas en Brasil.
Portada de la primera edición de la novela Bom-Crioulo (1895), considerada la obra iniciadora de la literatura LGBT brasileña.
Exposición del Museo de la Diversidad Sexual
Linn da Quebrada en Lady Night en 2022
Vista aérea de la Plaza Tiradentes. En su centro la estatua del emperador de Brasil, Pedro I.
Área LGBT en la Playa de Ipanema, Río de Janeiro
Praia Mole de Florianopolis en 2012
Busto del santo pai Joãozinho de Goméia, reconocido por su homosexualidad abierta, un hito en el Candomblé