En las afueras, hay una bodega que se llama “Cuevas Santoyo”, y también una tienda de Airbnb que se anuncia como “‘La cueva de Toledo”, por sus “restos arqueológicos, como la bóveda medieval”.La palabra “covachuelas” deriva de “covacha”, que significa cueva pequeña.[2] En la mitología toledana, las cuevas han sido asociadas inseparablemente con la mágia y el misterio durante cientos de años.[5] Otra leyenda, también conectada con el palacio encantado, cuenta la historia de dos amantes jóvenes, Pablo y Magdalena, que querían casarles, pero el padre de Magdalena ya había escogido un marido rico y exitoso para su hija, porque quería ganar dinero con la boda.Entre las diversas leyendas hay una que cuenta que estas cuevas son el lugar de descanso de siete durmientes, o donde Carlomagno luchó contra un gigante por su amor.