Crucifixión (Retablo de María de Aragón)

Varios autores creen el presente lienzo formaba parte de dicho retablo —en el espacio central— pero Harold Wethey sostiene que fue realizado unos cinco años después de las pinturas que realmente conforman aquella obra.[7]​ El Greco se aparta drásticamente de sus anteriores representaciones de esta temática, que solían representar a Cristo todavía vivo, curvándose grácilmente, sin esfuerzo y sin exhibir sangre ni dolor.Posiblemente, el Greco tuvo que ceñirse a las instrucciones del comitente de esta obra.[8]​ La composición presenta un gran estatismo, solamente perturbado por un ligero ritmo circular entre los ángeles y la Magdalena.Todos los elementos conducen a la figura de Jesús, que aparece violentamente iluminado y modelado, destacando ante la visión nocturna del monte Calvario.