Esta imagen románica presidiría las ceremonias litúrgicas durante las campañas militares dirigidas por el Cid Campeador en el levante español.
Aun así, se consideraba un símbolo muy importante para diócesis ya que su origen esta íntimamente vinculado a personajes tan relevantes como don Rodrigo Díaz de Vivar y don Jerónimo de Perigord.
Es a comienzo del XVII cuando se inició una fuerte devoción hacia la imagen románica.
En el mismo momento, ordenó al archivero de la Catedral de Salamanca, Gil González Dávila, que escribiese una historia del origen del Cristo y que incluyese los milagros verificados por la comisión.
El archivero se remonta al periodo de la Reconquista y vincula la imagen sacra con el Cid.
[2] El fervor hacia el Cristo se mantuvo con gran vigencia hasta finales del siglo XVIII aproximadamente.
Estas dádivas eran ofrecidas tanto por parte del pueblo llano como de nobles y altos cargos eclesiásticos.
También en esas fechas se levantó el magnífico retablo churrigueresco que preside la capilla, financiado por el propio obispo.
Una vez que la cofradía se disolvió en 1972, el culto al Cristo volvió a quedar relegado.
[4] En el año 2012, el cabildo catedralicio presentó de nuevo la imagen del Cristo tras un largo proceso de restauración que le devolvió su aspecto románico original al retirar todos los retintes acumulados durante siglos.