Entre las mujeres que le presentaron se encontraba la hermosa virgen vestal Daría,[3] proponiéndole matrimonio con ella.
Sin embargo, Crisanto convirtió a Daría también al cristianismo, con lo que aceptó casarse con ella, pero bajo el pacto previamente realizado con ella de guardarse castos en su matrimonio, lo que le otorgó la libertad a Crisanto y la posibilidad de seguir difundiendo la fe cristiana.
[2] Sus restos fueron llevados y sepultados a la Vía Salaria Nova, en las catacumbas de Roma.
Se han señalado como posibles lugares donde reposaron sus restos a las ciudades de Metz y Tréveris.
Tales coincidencias, además del trato de veneración que recibieron los reliquias, han llevado a algunos católicos locales a señalar que esos restos arqueológicos son las osamentas de los mártires Crisanto y Daría.