Criminología crítica
[1] La clase obrera, en particular, es el grupo social que sufre mayormente esta asimetría de valores, junto con las mujeres, los niños y las minorías étnicas.Cierto tipo de conducta se convierten en desviadas solo cuando un grupo social es lo suficientemente poderoso como para condenarla.La diferencia entre estos dos paradigmas ha sido interpretada por Steven Box en su libro Poder, crimen y Mistificación, donde afirma que un individuo tiene un riesgo de muerte hasta siete veces mayor por causa de una negligencia, con respecto a un asesinato en el sentido convencional.[3] Los criminólogos críticos tienden a afirmar que las criminologías convencionales no ponen "al descubierto las desigualdades estructurales que sustentan los procesos a través de los cuales se crean y hacen cumplir las leyes"[4] y que "la desviación y la criminalidad son moldeadas por las estructuras de poder e instituciones".[4] Además de no tener en cuenta que el poder representa la capacidad 'para hacer cumplir sus propias reivindicaciones morales', lo que permite a los poderosos 'volver aceptable su propia moral' y legitimar los procesos de 'represión normalizada'.en los años anteriores ya habían aparecido los dos primeros libros de Baratta, Antinomie giuridiche e conflitti di coscienza.Aspetti teoretici ed ideologici dello sviluppo della scienza penalistica tedesca dall’inizio del secolo al 1933 (1966), en los cuales ya se encamina al ámbito específico del Derecho, el Derecho penal, que se convertirá con el pasar de los años en el objeto principal de su consideración.Estas perspectivas ven a los individuos como seres abrumados por el poder inmutable de las estructuras sociales.Algunos escritores, etiquetados como tradicionalistas, ven a la pareja criminal (víctima y agresor) como el resultado de un sistema penal del que emerge la victimización.Por otro lado, la teoría del conflicto es empíricamente contrastable y por lo tanto distinta de una ideología (Cao, 2003).El desplazamiento de la criminología positivista a las ideas marxistas La criminología positiva se construye desde un enfoque biopsicológico, la cual explicaba el comportamiento criminal partiendo de la criminalidad como dato ontológico, estudiando entre sus causas tal dato, independiente del estudio de la reacción social y del derecho penal, limitado a condiciones biologicas.La crítica estructural plantea que el Estado juega un papel decisivo en la manipulación de las clases subordinadas.[9] Los críticos instrumentales como Quinney (1975), Chambliss (1975), o Krisberg (1975) sostienen que la sociedad capitalista es un edificio monolítico y en forma de pirámide, dominado por intereses económicos.Esto significa que el Estado puede penalizar no sólo a aquellos que protestan contra las injusticias del sistema, sino también a aquellos capitalistas cuyas conductas excesivas amenazan con exponer la legitimidad del sistema.Por lo tanto, hay dos conceptos clave en la escuela feminista: la criminología puede ser interpretada desde una perspectiva neutral en relación al género, o bien a partir de una reivindicación positiva por la adopción del punto de vista femenino.[16] Más allá de las dos últimas distinciones, la crítica feminista puede ser dividida en dos grupos: liberal y radical.[17] Por lo tanto, los partidarios de este grupo son menos propensos a un cambio estructural.El excedente, en particular, requiere que el hombre se aproveche de un trabajo subordinado, la mujer, proporcionando prestaciones secundarias no remuneradas como, por ejemplo, ordenar la casa, hacer las compras, cuidar de los hijos, etcétera.Una contribución importante ha sido propuesta en 1992 por Pat Carlen, según la cual hay una incapacidad del feminismo criminológico para conciliar la teoría con la realidad política, convirtiendo peligrosamente hacia perspectivas auto-referenciales.