Símbolo niceno-constantinopolitano

El principal adversario de la doctrina nicena fue el arrianismo, corriente teológica liderada por el sacerdote norteafricano Arrio, quien no quiso aceptar que Jesucristo era Dios mismo (concepto de Trinidad) como propuso interpretar el teólogo Atanasio en el Concilio de Nicea I; otros problemas teológicos, en especial trinitarios, no se resolverían hasta el Primer Concilio de Constantinopla, cuando el carácter divino del Espíritu Santo se afirmó definitivamente.A raíz de ello se denomina cristianismo niceno a la profesión de fe de estos concilios ecuménicos, en contraposición a las doctrinas heterodoxas clásicas del cristianismo, condenadas por ser consideradas heréticas en dichos concilios u otros anteriores, como lo son el arrianismo, el macedonianismo, el apolinarismo y el maletanismo.Implícitamente condena los errores más difundidos, como medio para identificar las posibles disidencias; modificaciones posteriores del credo buscarían dar mayor precisión a la definición de las herejías contemporáneas.Las denominaciones que rechazan en todo o en parte el credo —entre ellas mormones, testigos de Jehová, arrianos y unitaristas— son frecuentemente catalogadas por las otras de no cristianas, lo que ha provocado agrias disputas y aun acciones legales en los Estados Unidos.En el idioma griego ortodoxos y católicos usan el texto original del Símbolo niceno-constantinopolitano (sin las inserciones latinas Deum de Deo y Filioque) cambiando sólo lοs verbos πιστεύομεν (creemos), ὁμολογοῦμεν (confesamos) προσδοκοῦμεν (esperamos) en πιστεύω (creo) ὁμολογῶ (confieso) προσδοκῶ (espero).
Imagen alegórica rusa del Primer Concilio de Nicea (325). Sin embargo se muestra el texto del credo niceno-constantinopolitano del Primer Concilio de Constantinopla (381) con el inicial πιστεύομεν ("creemos") sustituido por πιστεύω ("creo"), como en la liturgia