Se usaban en parejas para mantener el ritmo, tanto en bailes como en bodas y festivales.
Un cordón de cuero ataba ambas piezas, lo que les permitió abrirse hasta 90 grados.
Estas partes también eran cóncavas en su interior, produciendo un sonido más fuerte.
La iconografía arqueológica muestra mujeres bailando, comediantes masculinos que asistían a las festividades, y sátiros, seguidores de Dioniso.
[2] Este particular instrumento fue popularizado recién en el siglo XX con la aparición de la música flamenca, que tiene sus orígenes en la tradición popular griega.