Haciendo hincapié en la autenticidad del Corán y también se cuestionaba el papel de Mahoma como profeta.
[1] Las primeras críticas escritas que han llegado hasta nuestros días se encuentran en los escritos cristianos, que se dieron durante el dominio inicial del Califato Islámico.
Uno de estos cristianos fue san Juan Damasceno que estaba muy familiarizado con el islam al poder presenciar de cerca la expansión de los Omeyas sobre Siria y otras las zonas del Imperio Bizantino y al ser su padre Sergio Mansur, “logoteta” general (contador) del Califa Abimeleq o Abdul Meleq.
En este capítulo presenta una serie de discusiones entre cristianos y musulmanes.
Con el nacimiento y el desarrollo del mundo moderno, las críticas occidentales se centraron en otros objetivos como: