Generalmente tiene sabor de café, chocolate, almendra o frambuesa.
Fue creado a finales del siglo XVII, siendo servido en copitas metálicas para que se mantuviera lo más cremoso posible (supuestamente, coviglia deriva de la palabra española cubillo).
Entre el siglo XVIII y XIX quedó reservado a la nobleza napolitana, pero a finales del siglo XIX se hizo popular en todas las capas de población.
A partir de mediados del siglo XX, se preparaba en las pastelerías de Mergellina para los banquetes junto al spumone.
[1][2][3] Fue descrito por Matilde Serao en su libro Paese di cuccagna.