Esto significa que estudiar las rocas terrestres exclusivamente no podría retratar una imagen adecuada de toda la composición química del cosmos.
Por esta razón, Goldschmidt concluyó que el material extraterrestre también debe ser estudiado para producir datos más precisos.
[1] Durante la década de 1950 y 1960, la cosmoquímica se volvió una ciencia más aceptada.
[1] Las condritas carbónicas son especialmente primitivas, es decir, han mantenido la mayoría de sus propiedades químicas desde su formación hace 4560 millones de años[6] y por lo tanto, constituyen un enfoque importante en la investigación cosmoquímica.
Estos granos son reconocibles por su exótica química que es ajena a la del sistema solar (como las matrices de grafito, diamante o carburo de silicio).