La edificación data del siglo XX, pero su estilo arquitectónico corresponde al románico.
En cada esquina hay grandes torretas, basadas en las antiguas torres de la muralla del pueblo.
En el año 1952, promovido por el fraile dominico Venancio Diego Carro, se iniciaron las obras de construcción de dicho convento, que finalizaron en 1957.
En el convento se encuentra también la bodega de la Beata Juana, en la cual se encuentra una escultura que recuerda el milagro obrado por ésta: su marido, el venerable Félix, se fue a la guerra y ella vació todas las cubas de vino para dárselo a los pobres.
En el claustro se encuentra un torreón medieval del siglo XII.