Los orígenes de esta fundación son más oscuros y presentan tintes legendarios.
Los edificios del convento actual se fueron construyendo en los siglos XVI, XVII y XVIII, con algunas adiciones posteriores.
Los volúmenes exteriores del templo se alejan de la estructura tradicional cruciforme o basilical, mostrando un cuerpo cúbico con gran alero, cúpula que no se trasdosa externamente y pocos vanos.
Es, probablemente, la imagen más destacada del templo desde el punto de vista artístico.
Representa a un Jesús de nerviosa anatomía, con músculos y venas en tensión, torso arqueado con caja torácica muy marcada y manos crispadas en torno a los clavos.
El paño, surcado por pliegues menudos, termina en un gran nudo lateral.