El Real Convento de San Gil de Madrid, España, fue fundado por Felipe III en 1606, sobre la antigua iglesia del mismo nombre, como un convento franciscano.
Tras la instalación de la Corte en Madrid, Felipe III decidió fundar un convento de franciscanos descalzos o gilitos.
[1] El convento albergó el corazón y las vísceras de Luis I de España, en aplicación del Mos Teutonicus, y como fue tradicional para otros miembros de la realeza española[2] desde a llegada al trono de Felipe V que importó esta costumbre.
[3] El convento fue derribado durante la invasión francesa debido a la exclaustración ordenada por José Bonaparte y desapareció casi por completo con la creación de la Plaza de Oriente.
Actualmente se pueden contemplar parte de los techos abovedados en el Café de Oriente, cuyo restaurante se asienta sobre los restos.