Por otra parte, Naomi Klein, en su best-seller No Logo, utiliza el concepto de «piratería publicitaria»:
Los ataques a las vallas se conciben como un medio de expresión social, que no siempre persigue fines contra publicitarios.
Estas acciones son sencillas y llamativas, aunque también efímeras, ya que la policía o la propia empresa afectada se encargarán de eliminarlas rápidamente.
Estos grupos de contestación popular nacen sobre todo en la costa oeste norteamericana, llegando más tarde a las ciudades europeas.
Los obreros se rebelaron contra la promesa para ellos engañosa del sueño americano que reflejaban los anuncios y surgió una fuerte militancia entre los consumidores.
Su acción estaba basada en atacar los anuncios colocados en las grandes vallas publicitarias para apropiarse de su mensaje mediante distintas modificaciones o la reescritura sobre el soporte original.
Buga Up fueron pioneros en su lucha contra los productos peligrosos, y consiguieron crear gran conciencia en la sociedad e incluso que se cambiaran algunas leyes relacionadas con el tabaco en Australia.
Los colectivos contrapublicitarios de todo el mundo pueden compartir fácilmente parodias e ideas y dar difusión a sus trabajos.