En epistemología y semántica, un constructo, objeto conceptual u objeto ideal es la clase de equivalencia de procesos cerebrales.
dos procesos cerebrales, entonces En otras palabras, «si nos abstraemos de la ideación, que es un proceso concreto del cerebro, y también de la comunicación, que es un proceso físico y social concreto, obtenemos constructos: conceptos (en particular, predicados), proposiciones y cuerpos de proposiciones, por ejemplo, teorías».
[2] Las ciencias formales (la matemática y la semántica filosófica) estudian los constructos y sus propiedades conceptuales como si fueran autónomos, pero sin suponer necesariamente que existen realmente, que es el postulado fundamental del idealismo.
Algunos constructos se refieren a cosas (pues existen constructos que no se refieren a ninguna cosa, como
), pero, a diferencia de ellas, los constructos no pueden cambiar.
Algunos constructos representan hechos de cosas (pues existen constructos que no representan ningún hecho, como el autovector
Algunos constructos son fácticamente verdaderos o parcialmente verdaderos (pues existen constructos fácticamente falsos o parcialmente falsos, como
Se distinguen cuatro clases básicas de constructos:[3] Si un constructo se refiere a objetos conceptuales, entonces las ciencias de lo conceptual se ocupan de caracterizarlo; si se refiere a objetos concretos, es preciso recurrir a las ciencias de lo real.