Si se concibe el test como instrumento medición ajustado a criterios científicos, su construcción es un proceso complejo, que consta de varias fases o pasos en los que se aplican pruebas o procedimientos estadísticos.
En esta fase se formulan las posibles preguntas o instrucciones para cada una de las tareas del test.
Se trata de establecer y controlar si el test mide realmente aquella característica que pretende medir.
Este proceso facilita la interpretación correcta de los datos obtenidos a partir del test.
En esta fase final, se debe redactar una serie de instrucciones que posibiliten una correcta administración del test.