Constitución septenaria

La constitución septenaria o los siete principios son en la teosofía todos y cada uno de los elementos o esencias originales, las diferenciaciones fundamentales, sobre y de las que se han formado todas las cosas.[2]​ Según Helena Blatvatsky (1831-1891), estos principios no se deben considerar como entidades separadas, dispuestas concéntricamente, sino interpenetrados aunque conservando su identidad.[4]​ Así mismo, diversos autores relacionan cada uno de estos principios con distintos caminos del desarrollo humano.[5]​ La tríada superior, el individuo, la individualidad inmortal, ‘sin forma’ (a-rupa, en sánscrito), hecha de El cuaternario inferior, la personalidad mortal, ‘con forma’ (sa-rupa), hecha de cuatro «principios» inferiores:[3]​ Según Blavatsky, la tríada y el cuaternario se mantienen unidos durante la vida física por el antahkarana, palabra sánscrita que significa "puente".La palabra sánscrita rath puede traducirse por cuerpo humano y vehículo: Según el teósofo William Quan Judge (1851-1896),[10]​ el Bhagavad-guita podría referirse a la evolución del hombre, del universo, al carácter moral, etc.Haría por tanto referencia a la evolución individual, en la que el rey Dritarastra simboliza el cuerpo humano (en cuanto que ciego de nacimiento, representaría el cuerpo sin el espíritu vivificador, la materia insensible, incapaz por tanto de gobernarse).Krisná sería la encarnación de la Divinidad, el Logos hecho carne para aleccionar al hombre.[15]​ La guerra material es inútil y no trae más que desgracias, incluso a los vencedores.Huitzilopochtli es el dios colibrí, Señor de la Guerra Interior, la lucha del hombre con su Personalidad.
El carro del guerrero Áryuna (en el Bhagavad-guita ) tirado por cuatro caballos, que algunos autores interpretan como la personalidad.
Papiro de Ani. El peso del corazón de El Libro de la Morada Oculta, 1300 a. C., Museo Británico.