La Constitución del imperio de Japón (Kyūjitai: 大日本帝國憲法 Shinjitai: 大日本帝国憲法, Dai Nippon Teikoku Kenpō?
Según el orientalista francés Lionel Babicz, «la Constitución Meiji fue un matrimonio entre el constitucionalismo y el absolutismo, destinado a reforzar la unidad nacional alrededor del emperador».
[1] Con la restauración Meiji se restableció el poder político directo del emperador por primera vez en más de un milenio, abriéndose así un periodo (la Era Meiji) en el que Japón experimentó amplias reformas políticas y sociales basadas en modelos occidentales encaminadas a situar a Japón al nivel de las naciones más avanzadas.
Originalmente, su sistema jurídico de inspiración China conocido como ritsuryō había sido promulgado en el siglo VII; describía un gobierno basado en una burocracia meritocrática, bajo la autoridad suprema del emperador de Japón y organizada siguiendo modelos chinos.
[4] Se añadieron por lo tanto las referencias a la kokutai o la "política nacional" como la justificación de la autoridad del emperador.
Allí estaban presentes el cuerpo diplomático, los asesores occidentales y toda la elite del país, con el gobierno al frente —solo faltaba el ministro de Educación Mori Arinori que después se supo que había sido apuñalado en su domicilio cuando se preparaba para acudir a la ceremonia; moriría al amanecer del día siguiente—.
A continuación el cortejo imperial recorrió Tokio, causando una gran sorpresa, y en algunos casos estupor, que el emperador fuera acompañado en su carroza por la emperatriz.
El artículo 4 estipula que el "Emperador es la cabeza del Imperio, combinando en sí mismo los derechos de soberanía".
No se menciona en la Constitución el genrō, un círculo íntimo de consejeros del Emperador, que ejercía una influencia considerable.