Al poco tiempo llegó su madre María Josefa desde Lima, trayendo la noticia del fusilamiento de su hermano Pedro, monarquista, como toda la familia, pero fue confundido con un patriota.
La joven salió junto con su sirvienta a una casa que quedaba en La Chimba, al otro lado del río Mapocho.
La sirvienta esperó en un cuchitril contiguo a la habitación, con una cama y suelo de barro, lugar de encuentro entre los amantes, que se siguieron viendo cada vez que Portales visitaba Santiago.
Una vez que su estado para dar a luz era ya evidente, Constanza había sido recluida en el campo, cerca de la capital.
Las tías le pusieron como condición para volver a Santiago que lo hiciera sin la niña y con el compromiso de recuperar su figura para evitar toda relación con un embarazo.
En enero de 1826 nació Ricardo en el mismo campo que lo había hecho Rosalía.
Constanza recién tenía 17 años; esta vez, Portales se hizo representar por su hermana Manuela que, junto con su esposo Ignacio Morán, apadrinaron al pequeño.
Fue al solar pues había decidido casarse con Constanza en artículo de muerte.
Constanza esperaba que ahora, con estos rangos, el padre de sus hijos reconsideraría su postura y se decidiría a normalizar su situación, más aún que viviría en Santiago.
Más tarde, en julio de 1840, el Congreso aprobó para Rosalía (1824-1906), Ricardo (1826-1905) y Juan Santiago Portales Nordenflycht (1833-¿?)