Conrado el Rojo

Participó en el levantamiento encabezado por Liudolfo de Suabia contra el emperador Otón I, que era su suegro.Según el cronista, Marcos de Kalt, habiendo sido hecho prisionero el jefe húngaro Lehel, Conrado le preguntó de qué forma quería morir.Después de soplarlo, daría su respuesta a su captor.En cuanto tuvo el cuerno en sus manos, fingiendo que iba a hacerlo sonar, se acercó a Conrado y le asestó tal golpe en la cabeza que lo mató al instante.[4]​ Simón de Kéza, autor de la obra Gesta Hunnorum et Hungarorum, consideró este relato, que debía formar parte de la historia oral húngara, como algo fantasioso, argumentando con toda lógica que los prisioneros de guerra no podían hacer tales cosas, ya que siempre tenían sus manos esposadas.
El Cuerno de Lehel , exhibido en el museo de Jászberény, Hungría .