Conquista fatimí de Egipto

La coyuntura hizo que el califa fatimí al-Muiz organizase una gran expedición para conquistar Egipto.

Las huestes fatimíes volvieron a ocupar Alejandría brevemente, pero la campaña en realidad sirvió fundamentalmente para que Muhammad ibn Tughj al-Ijshidí, un jefe militar turco, se afianzase como señor de Egipto y del sur del Levante —oficialmente en nombre de los abasíes, pero en realidad como caudillo independiente— y fundase la dinastía ijshidí.

[7]​[8]​ Durante sus disputas subsiguientes con Bagdad, al-Ijshidí no dudó en buscar el apoyo fatimí, incluso sugiriendo una alianza matrimonial entre uno de sus hijos y una hija de al-Qaím, pero abandonó el plan cuando la corte abasí reconoció su autoridad y títulos.

[10]​ El equilibrio de poder se inclinó gradualmente en favor de los fatimíes durante el segundo tercio del siglo X: mientras los fatimíes afianzaban su poder, los abasíes se debilitaban por las luchas intestinas entre las fracciones burócratas, cortesanas y militares.

[13]​ Makuria emprendió la conquista de Egipto meridional, mientras en el oeste, los bereberes Laguatan ocuparon la región en torno a Alejandría, y se coligaron con las tribus beduinas del Desierto Occidental para combatir al ejército ijshidí.

[14]​[15]​ Los levantiscos beduinos del Levante amenazaban la autoridad ijshidí en la zona, que fue además invadida por los cármatas.

Estos atacaban las caravanas de mercaderes y peregrinos a La Meca, a menudo en colusión con los beduinos; los ijshidíes eran incapaces de frenar estas correrías..[14]​[15]​ La situación era tal, que las rutas por tierra entre Egipto y Irak quedaron prácticamente cortadas.

La reacción ijshidí fue titubeante e ineficaz: no hizo nada por sostener a Creta y la flota enviada contra los bizantinos tras la caída de Chipre fue destruida por el enemigo, lo que dejó inermes las costas de Egipto y el Levante.

[22]​ La muerte en abril de 968 del caudillo Abu al-Misk Kafur, que había acaparado el poder durante años, paralizó al régimen.

[24]​ El visir, Chafar ibn al-Furat, casado con una princesa ijshidí y que quizá aspiraba a entronizar a su hijo,[25]​ intentó hacerse con el control del gobierno, pero carecía de apoyos fuera de la burocracia; el ejército, por su parte, estaba dividido en camarillas enfrentadas (principalmente la ijshidí, formada por militares reclutados por al-Ijshí, y la kafurí, compuesta por los alistados en tiempos del recién fallecido Kafur).

[40]​[nota 1]​ A estos fondos se sumaron en el 968 los impuestos especiales creados para sufragar la inminente expedición.

[38]​[42]​ Estos preparativos meticulosos son un signo más del poderío y la estabilidad que para entonces había alcanzado el Estado fatimí.

[41]​ La propaganda antiabasí y profatimí abundaba en todo el mundo islámico a comienzos del siglo X; había partidarios de los ismailíes incluso en la propia capital abasí.

[44]​ Los fatimíes habían redoblado la propaganda y la subversión del enemigo tras el fracaso de las primeras invasiones.

[45]​ Incluso Kafur llegó a recibir a una de sus delegaciones públicamente; las prédicas se hacían abiertamente en Fustat y los agentes fatimíes hacían hincapié en que el gobierno fatimí se impondría únicamente tras la muerte de Kafur.

[42]​ Su lugarteniente Chabir ibn Muhammad organizaba la prédica en los barrios residenciales de la ciudad, distribuyendo pancartas filofatimíes que debían emplearse cuando llegase el ejército invasor.

[48]​ El régimen ijshidí estaba infestado de partidarios fatimíes; se afirma incluso que algunos de los jefes militares turcos escribían a al-Muiz invitándole a conquistar Egipto,[49]​ y los historiadores modernos sospechan que el mismísimo Ibn al-Furat se pasó al partido profatimí.

[41]​ Fustat era la clave para controlar Egipto, al ser el centro administrativo y la ciudad más grande del país, como bien sabían los fatimíes.

[64]​[65]​[nota 4]​ La capitulación era asimismo una proclama del programa político fatimí para Egipto y un instrumento propagandístico.

Los dos ejércitos chocaron nuevamente el 3 de julio y esta vez la victoria correspondió a los fatimíes.

También se reclutaron antiguos soldados ijshidíes para compensar las pérdidas sufridas en las sucesivas derrotas, al menos hasta el 981.

[94]​[95]​ También organizó sesiones semanales para oír quejas (maẓālim), abolió algunos impuestos y devolvió a sus dueños las propiedades que les había confiscado ilegalmente la hacienda egipcia.

Esta medida granjeó a la nueva dinastía las simpatías de los sectores religiosos suníes, pero también originó cierta resistencia.

Chaufar trató en vano de sobornarlo y, al no conseguirlo, envió otro ejército contra él.

[78]​ En vez de marchar directamente contra Fustat, se dirigieron a la parte oriental del delta.

La rebelión de Tinnis resurgió cuando llegaron a la zona y la región entera se alzó contra los fatimíes.

[100]​[105]​ La invasión cármata no solo hizo revivir la rebelión de Tinnis y del delta, sino que favoreció la actividad contraria a la nueva dinastía.

[107]​ Chauhar logró someter fundamentalmente Egipto y hacer que la población aceptase paulatinamente a la nueva dinastía, principalmente mediante la prudencia y la moderación en la imposición de la doctrina ismailí (aspecto en el que su actitud contrastó con la de al-Muiz cuando este se hizo con cargo del gobierno tras su llegada a Egipto).

[118]​ Una delegación de notables encabezada por Abú Chafar Muslim fue a su encuentro y acompañó al califa en la última etapa del camino.

El país ya había sido autónomo durante los períodos tuluní e ijshidí, por vez primera desde la época de los ptomoleos y era una potencia regional.

Photo of the reverse and obverse sides of a gold coin with Arabic writing
Dinar de oro del segundo califa fatimí , al-Qaím bi-Amrilá . Como heredero de su padre, dirigió las dos primeras y fallidas invasiones de Egipto que emprendió la dinastía.
Photo of the reverse and obverse sides of a gold coin with Arabic writing around the rim and in the centre
Dinar de oro acuñado en el 968/9 en Ramla ( Palestina ) con el nombre del último señor ijshidí de Egipto, Abu'l-Fauaris Ahmad.
Photo of the reverse and obverse sides of a gold coin with Arabic writing in three concentric circles
Dinar de oro de al-Muiz, acuñado en al-Mansuriya en el 954/5.
Photo of a paved courtyard surrounded by an arcade, with a domed pavilion in the centre over a well
El patio interior de la Mezquita de Amr