Puente de barcas

En los siglos XIX y XX los puentes flotantes o puentes de pontones empezaron a fabricarse de otros materiales, como hierro, acero u hormigón ligero.

Es una alternativa más barata que los puentes de piedra o hierro para determinados casos, aunque al ser de madera exigen un mantenimiento periódico.

Fueron muy frecuentes en la bahía de Cádiz, en España, donde llegó a haber al menos tres puentes de barcas.

Aunque en España fueron completamente sustituidos por infraestructuras permanentes, todavía son usados en algunos lugares, como el caso del puente de barcas sobre el río Ródano, en Suiza.

Los cuerpos que sostienen el puente, pontones, se empezaron a hacer de hormigón ligero en el siglo XX.

Un bajorrelieve representando un puente de barcas de la Antigua Roma por Cichorius
Puente flotante con pontones de hormigón en Bergsoysund, Noruega