Conflicto lingüístico valenciano
[4] Durante la Transición (1975-1982) creció un movimiento secesionista (conocido como «blaverismo») que defendía que la «llengua valenciana» era diferente del catalán, poniendo así en cuestión la unidad de la lengua hablada por valencianos, catalanes y baleares, un hecho admitido sin problemas desde la Renaixença.[10] El «segundo acto» del conflicto lingüístico, según Ninyoles, abarca la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del XX, periodo durante el cual el proceso de castellanización —que en la etapa anterior había alcanzado de hecho proporciones reducidas a pesar de las presiones a favor del uso del castellano y sólo un sector muy limitado de la población había llegado a castellanizarse totalmente— se extiende a las clases medias urbanas, aunque solo parcialmente (tomando así el proceso de castellanización una «dirección descendente espontánea», siguiendo la terminología de Ninyoles).Así «lo que caracteriza esta etapa es el hecho de que movilidad social y cambio lingüístico se convierten en fenómenos conexos» y «el idioma llega a constituir así un elemento de distinción de clase, o más exactamente, un status symbol», añade Ninyoles.[13] El «tercer acto» del conflicto lingüístico, caracterizado por la «difusión coactiva» del castellano, se sitúa en la segunda mitad del siglo XX, que es el momento en que Ninyoles publica su obra (la primera edición es de 1969 y la segunda, en la que no introduce ningún cambio por no considerarlo necesario, es de 1978).Pero su conducta no suele ser simplemente pasiva, porque el abandono del grupo lingüístico de origen a menudo comporta el sentimiento de hostilidad contra aquellos que continúan integrados… El resultado es una postura desafiante, cínica y agresiva… Los valencianos “finos” [fins] menosprecian a los valencianos “bajos” [baixos]».En efecto: los paladines más esforzados de nuestra “independencia” lingüística son demasiado a menudo miembros destacados de aquellas clases que han abandonado ostentosamente el idioma del país… Para estas personas, el “valenciano” es —y tiene que ser eternamente— un “dialecto”, en el sentido denigratorio de la palabra.[17] La campaña secesionista alcanzó su apogeo durante la Transición (1975-1982), impulsada desde diferentes ámbitos culturales y políticos opuestos a los movimientos que cuestionaban el modelo social, político, cultural y territorial impuesto por la dictadura franquista.Dos años después, ya en plena Transición, publicaba En defensa de la personalitat valenciana.Según Josep Daniel Climent, «desde su aprobación han sido escasos los escritores de relevancia y las instituciones que han utilizado esta normativa, un uso que se concentró especialmente durante la década de los noventa del siglo XX.La vía elegida fue pedir un dictamen al Consell Valencià de Cultura sobre las cuestiones lingüísticas, tomando como base los fundamentos históricos y científicos.[25][26] En el Dictamen se reconocía que las Normas de Castellón de 1932 habían sido «seguidas durante cuarenta años sin problemas por los literatos valencianos», aunque «desde los años setenta, esta normativa ha sido contestada por sectores culturales y políticos».Sin embargo, la Academia no se constituiría hasta tres años después, que fue el tiempo que tardaron los dos principales partidos valencianos, PP y PSPV-PSOE, en consensuar los nombres de sus veintiún miembros.[28] Su primer acuerdo normativo, adoptado el 25 de marzo de 2002 por dieciocho votos a favor y solo dos abstenciones, oficializó el corpus ortográfico y gramatical basado en las Normas de Castellón y seguido por la Consejería de Educación desde la implantación del valenciano, dejando fuera del ámbito oficial cualquier otra normativa, como las Normas del Puig.En cuanto al nombre de la lengua afirmaba «que el término más adecuado para designar la lengua propia en la Comunidad Valenciana es el de valenciano», aunque considerada «plenamente válida la denominación de lengua valenciana», sin que ello implique considerarlo un idioma diferente del compartido con los otros territorios.[31] Tras la reforma del Estatuto de Autonomía aprobada en 2006 en el artículo dedicado a la cuestión lingüística (ahora el 6) se añadió un último punto que establecía que «L'Academia Valenciana de la Llengua es la institución normativa del idioma valenciano», expresión esta última que no aparecía en el Estatuto de 1982, y que también recogía la nueva redacción del punto 1 del artículo 7 de 1982, ahora dividido en dos.La reforma dedicaba un artículo específico (el 41) a la Academia Valenciana de la Llengua: