Conflicto dramático

[1]​ El conflicto dramático expresa las contradicciones de la vida, en las que todos nos identificamos, por ello se produce la catársis.

En esta tarea, se encontrarán con fuerzas externas, algunas de apoyo y otras como obstáculo.

Al igual que con otros términos literarios, estos han surgido gradualmente como descripciones de estructuras narrativas comunes.

El conflicto se describió por primera vez en la literatura griega antigua como el agón o pugna central de la tragedia.

Los críticos literarios han observado que el agón es la unidad central de la trama incluso en la literatura moderna no-dramática.

Por ejemplo, en «El Oso» de William Faulkner, la naturaleza podría ser considerada como antagonista.

Del mismo modo, cuando entran personajes divinos (por ejemplo, Superman), se deben crear grandes villanos correspondientes, o debe poseer debilidades naturales (en este caso, la kryptonita), para permitir que la narración tenga drama.

Alternativamente, podrían idearse escenarios en los que los poderes divinos del personaje estén limitados por algún tipo de código, o su respectivo antagonista.

[4]​[5]​ Aunque se citan con frecuencia, estos tres tipos de conflicto no están aceptados universalmente.

[26]​ En tales historias, los personajes se ven obligados a tomar decisiones morales o frustrados por las reglas sociales para cumplir sus propios objetivos.

Podemos diferenciar en términos generales, cuatro etapas: La realidad del conflicto avanza hasta llegar a un duelo decisivo de los personajes y sus objeciones.

Los distintos esfuerzos por superar a la fuerza opuesta dan lugar al pensamiento dramático.