La gravedad de esta infracción varía según el marco legal de cada jurisdicción y las circunstancias específicas en las que se haya detectado al conductor infractor.
[9] En primera instancia, el conductor que se cree que se encuentra conduciendo bajo los efectos del alcohol, puede ser sometido a diferentes pruebas somáticas que confirmen la sobriedad al volante, como el hálito alcohólico y la acción de algunos movimientos que demuestren la destreza física apta para conducir,[6] pudiendo estar bajo la influencia del alcohol o incluso en evidente estado de ebriedad.
[10] El alcoholímetro es un aparato usado frecuentemente por los agentes encargados del orden y la seguridad vial para detectar, bajo diferentes tecnologías, el porcentaje de alcohol en el cuerpo de un conductor.
[11] Es más alta la probabilidad de sufrir un accidente de tránsito con un conductor bajo la infuencia de drogas duras para consumo recreativo, como la cannabis fuerte o en altas dosis,[12] la cocaína y sus derivados (como el crack), las anfetaminas, éxtasis (MDMA), opiáceos (como la heroína y morfina) e inhalantes con alto poder alucinógeno, entre otros.
Entre los medicamentos bajo esta categoría, se pueden mencionar los derivados de benzodiazepinas, somníferos, algunos antidepresivos, opioides, anticonvulsivos y antipsicóticos, entre otros que puedan afectar directamente de alguna forma al sistema nervioso, la visión y el oído.