Conchita Cintrón

Asignado al Regimiento 65 de Infantería destacado en Panamá, conoció allí a Loyola Verrill, con quién se casó.

Ruy da Cámara, rejoneador portugués, pronto se fijó en las dotes de la chica y concibió la idea de convertir a Conchita en figura del rejoneo y del toreo a pie.

Los sucesivos éxitos en exhibiciones y concursos de salto -muy en boga en Lima por aquella época- así lo demuestran.

Mientras le ajustaban los estribos, volvieron a embolar al toro, que ya estaba agotado y no representaba un peligro.

A Conchita se le presentaba así la oportunidad de actuar en público por primera vez, poniendo en práctica todo lo aprendido hasta el momento.

En esta oportunidad, la actuación de Conchita se limitó a colocar algunos arponcillos en el morrillo del novillo que le tocó en suerte.

[6]​ En una ocasión, cuando Conchita tenía 16 años, el gran matador mexicano Chucho Solórzano, entonces en la cima de su popularidad y a la sazón contratado para la feria de Lima, vio actuar a la chica en la placita, y conversó con Ruy da Cámara para que se presentará en la capital mexicana.

Cosechó diversos éxitos y fue recibida por el presidente Manuel Prado, que le otorgó la nacionalidad.

Inauguró la Plaza Monumental de Lima y también fue a Santa Bárbara, donde rejoneó por primera vez.

Después viajó a Quito, Caracas y Santa Fe de Bogotá, ciudad esta última donde, entre otras cosas, ofreció una corrida solo para niños en la plaza Santamaría.

Tan solo le permitieron hacerlo en festivales benéficos a puerta cerrada, cosa que hizo con mucha frecuencia.