Alberto Balderas

Abandonó el Conservatorio Nacional de Música.

[1]​ A pesar de la oposición de su padre, director del conservatorio, se lanzó al toreo y a los diecisiete años, se convirtió en uno de los novilleros más famosos de México.

Luego regresó a torear en México donde ocupó los primeros puestos del escalafón, no regresando a España hasta el año 1934, sin mucho éxito.

Balderas era considerado un matador elegante, especialmente con el capote, y excelente en las banderillas, pero mucho más débil con la muleta y la espada.

Su toreo se adaptó principalmente al toro mexicano, más noble que el toro español.