[1] La alternativa también la tomaban, aunque en desuso, los picadores y banderilleros en igual forma que el resto de toreros.
[9] El término alternativa es acuñado por la Real academia, en la octava voz que en tauromaquia define la ceremonia por la cual un espada de cartel autoriza a un matador principiante para que pueda matar alternando con los demás espadas.
El mismo proceso se sigue para las alternativas de toreros a pie como para los rejoneadores.
La ceremonia se celebra durante una corrida de toros en el ruedo de la plaza e intervienen los tres toreros anunciados en el cartel correspondiente a la lidia en curso.
Este, tras ser picado y banderilleado el primer toro, cede la muerte del mismo al aspirante.
Durante el acto de cesión de trastos —se denominan trastos a los instrumentos o útiles de matar, muleta y estoque— el diestro que apadrina le dedica unas palabras dándole la bienvenida y deseándole suerte al nuevo matador finalizando con un abrazo entre ambos.
[12] Las plazas donde se otorgaba la alternativa han variado a lo largo del tiempo, Sánchez Neira recoge en su obra El toreo: gran diccionario tauromáquico de 1879, que la única plaza que podía otorgar la antigüedad en el siglo XIX era la de Madrid.
Estas plazas de primera categoría fueron las de Madrid, Sevilla, Ronda, Granada, Valencia y Zaragoza; este criterio no contó con los apoyos históricos ni con el fundamento necesario para permanecer en el tiempo.