Comunión y Liberación

Según su página web el movimiento se define como: Luigi Giussani escribió a Juan Pablo II en el año 2004 para decirle que no pretendió "fundar" un movimiento, sino que el carisma de Comunicación y Liberación nació de la urgencia por manifestar y proclamar la necesidad de retornar a los rasgos esenciales del acontecimiento cristiano.

Véase, a la pasión por Cristo en cuanto tal, en sus rasgos únicos en la historia de la humanidad.

Durante ese periodo de tiempo, comienza a orientar un grupo de estudiantes secundarios y universitarios hacia lo que después se convertiría en la matriz del movimiento Comunión y Liberación, el grupo Gioventù Studentesca.

El nombre actual del movimiento, Comunión y Liberación (CL), surge por vez primera el año 1969.

En la actualidad, Comunión y Liberación vive presente en más de 90 países, por los cinco continentes.

La reflexión personal a través de las lecturas de textos del propio fundador, presidente o del Santo Padre consiste en la comparación entre las palabras evangélicas y la propia existencia, para verificar constantemente –a la luz del propio camino– la verdad y autenticidad que dicho acontecimiento cristiano tiene para responder a los planteamientos que la vida suscita en cualquier ámbito familiar, educativo, laboral, espiritual.

La estructura jerárquica del Movimiento es un reflejo de esta noción: es sencilla y orgánica.

Periódicamente se llevan a cabo “asambleas de responsables” en los respectivos continentes y una reunión internacional anual.

Actualmente la página web internacional está en cinco lenguas; también hay numerosas versiones nacionales (en España tanto en español como en catalán).

Por este motivo, toda la persona formada seriamente en la fe se ve impulsada a vivir su responsabilidad social y compromiso en el ámbito civil.

Davide Prosperi, laico y profesor de bioquímica, presidente general de la Fraternidad de Comunión y Liberación desde 2021.
Pancarta de Comunión y Liberación en la Plaza de San Pedro , Roma