Comportamiento social

Los comportamientos o conductas que se establecen como relaciones interespecíficas (como la depredación, el parasitismo o la simbiosis) involucran a miembros de diferentes especies y por lo tanto no se consideran sociales.

El ser humano al vivir en la sociedad se ve en la necesidad de organizarse en todos los sentidos, creando estructuras sociales diversas y dinámicas, entidades estas como la forma propia que observa cada cultura para organizar su convivencia: familiar, trabajo, educación, gobierno, ciudad, etc.

Solo en ella puede desarrollarse y vivir plenamente, gozando de sus ventajas, como son la compañía, la educación, la diversión, la seguridad, el trabajo colectivo, la protección y la creación de instituciones.

Para el filósofo griego la persona no se podía dividir por una parte en individuo y por otra en ciudadano, sino que es en la sociedad donde el ser humano se hace un ser moral en lo individual y en lo público.

Se dan tres tipos de conducta entre los muy pequeños: agradable en un 40%, reservada en un 15%, y difícil en un 10%.

Cuando tienen hambre o algo les molesta, reaccionan por lo general de forma leve.

Cuando estos niños inquietos, encuentran por lo general maneras de calmarse y consolarse solos.

Por esta razón, algunos padres pasan menos tiempo estimulando a sus bebés y comunicándose con ellos.

En lugar de ser físicamente activos, los bebés reservados son más propicios a observar cuidadosamente lo que sucede a su alrededor, es por ello que este tipo de niños son muy observadores.

Esto hace que los padres tengan dificultad en saber cuándo sus bebés tienen hambre o están incómodos.

Esta definición parece acotar el significado de la palabra, no obstante, el problema reside en que hay otros términos que a menudo se mezclan con el primero y pueden crear cierta confusión terminológica (por ejemplo: retraimiento social; dificultad en la relación social; introversión; falta de asertividad; etc.).

En el primer caso los sujetos interiorizan el problema y lo manifiestan con temores, miedo, ansiedad o depresión, mientras que los segundos los exteriorizan mediante conductas externas, disruptivas, que afectan a otras personas y, por tanto, generan mayor perturbación e interés por una intervención psicológica.

Como conclusión, puede decirse que el comportamiento social es un proceso de comunicación.