Su principal diferencia es que mientras que el esperanto es un idioma esquemático, con una gramática invariable, el novial toma más un enfoque de "lenguaje natural", cuya gramática y vocabulario varían para tratar de mantener un aspecto natural.
Sin embargo, los signos diacríticos del esperanto requieren métodos especiales para escribir e imprimir.
El inventor del novial, Otto Jespersen, argumentó que tal distinción no tiene lugar en un lenguaje destinado únicamente para uso internacional.
El sistema de novial usa una correspondencia sistemática entre las formas singular y plural correspondientes (es decir, vu, vus, lo, los, la, las, lu, lus, le, les).
Jespersen sugirió que nu, el singular de nus, podría ser utilizado como un "nosotros verdadero".
Exactamente el mismo sistema se aplica a otros pronombres y nombres con diferencias de sexo.
En contraste, el novial tiene un sistema simétrico, imparcial, tanto para los sustantivos y los pronombres que marca ya sea masculino, femenino, epiceno o inanimado.
Esto permite una cantidad relativamente baja de palabras, lo que resulta en un aprendizaje mucho más sencillo.
Por ejemplo, el esperanto depende notoriamente y en gran medida del prefijo mal- para formar el contrario u opuesto de un adjetivo o un verbo.