Compañía de Nueva Zelanda

En septiembre u octubre de 1826 los barcos Lambton e Isabella (o Rosanna), llegaron a Te Whanganui-a-Tara (actualmente la bahía de Wellington), que Herd llamó Bahía Lambton.

La compañía decidió no establecer relaciones comerciales ni colonizar la zona y cesó actividades, luego de gastar ₤20.000 en el proyecto.

Edward Gibbon Wakefield revivió los planes para la colonización de Nueva Zelanda durante los años 1830.

El plan de Wakefield consistía en comprar tierras de los residentes indígenas por precios muy bajos, y luego venderlas a especuladores y "colonos caballeros" por un precio mucho más alto.

No obstante, Wakefield consideró la experiencia de Australia Meridional como un fracaso, y en 1836 puso su mira sobre Nueva Zelanda, en donde sus teorías sobre la colonización sistemática podía ser puesta en práctica.

Sus miembros poco después incluyeron a los parlamentarios William Hutt y Sir William Molesworth, Robert Stephen Rintoul de The Spectator y el banquero londinense John Wright.

El maorí, escribió, "desea" la colonización y admira al inglés "como un ser tan eminentemente superior a él mismo, que la idea de encontrar su propia independencia igualitaria nunca se le pasa por la cabeza".

Una vez más, Edward Gibbon Wakefield proveería el ímpetu, aunque para ese entonces la oferta de la Carta Real había sido retirada.

Al mismo tiempo, dentro del gobierno británico había una creciente preocupación por el bienestar de los maoríes y la creciente anarquía entre los 2000 británicos en Nueva Zelanda, que estaban concentrados en la Bahía de Islas.

[4]​ Ellos tenían otros planes, los cuales incluían considerar a Nueva Zelanda como un país extranjero y comprar la tierra directamente de los maoríes, sabiendo que esto les garantizaría un mejor trato.

[6]​ Un segundo barco, el Cuba, con un equipo de agrimensores liderados por el capitán William Mein Smith, R.A., partió en agosto, seguido un mes después del primero de nueve barcos con inmigrantes, incluso antes de que las noticias del éxito del Tory y el Cuba hubiera llegado a Londres.

La flota inmigrante tenía órdenes de dirigirse a Port Hardy en la isla D'Urville, en donde se les indicaría su destino final.

[7]​ Los planos preparados en Inglaterra mostraban calles y secciones paralelas que no guardaban ninguna relación con los contornos físicos del área.

Todos aprobaron que la tierra sea comprada y mantenida en fideicomiso solo para su beneficio.

El tratado transfirió la soberanía de los maoríes a la Corona Británica, mientras que bajo la llamada cláusula de prevención, los maoríes tenían prohibido vender tierras a nadie que no fuese el gobierno británico o sus agentes.

El tratado puso a la Compañía de Nueva Zelanda en una posición muy difícil.

Williams, quien había sido enviado al sur a Port Nicholson (Wellington) por Hobson para buscar más firmas para el tratado, observó que los documentos de compra de tierras que la compañía decía haber adquirido del paralelo 38 al 42 fueron redactados en inglés, por lo cual no eran entendidos por los maoríes que lo habían firmado, y que los representantes de la compañía, incluido Barrett, tenía un conocimiento igualmente pobre del idioma maorí.

Además de una sección para el pueblo, cada colono había comprado 100 "acres de campo" (unas 40 hectáreas) que se encontraría allí cerca, sobre las cuales podían plantar su propia comida y mantenerse a sí mismos en un principio.

No obstante, los agrimensores encontraron problemas de inmediato, cuando descubrieron que la tierra escogida para el asentamiento aún estaba habitada por maoríes, quienes expresaron su asombro y desconcierto al encontrar Pākehā atravesando sus hogares, jardines y cementerios y clavando equipos de agrimensión de madera en el suelo.

[3]​ La historiadora Angela Caughey también dijo que era muy poco probable que Wakefield y Barrett hayan podido visitar todas las aldeas en Whanganui-a-Tara en un día para explicar las intenciones de la compañía y buscar la aprobación necesaria.

España finalmente negoció un asentamiento con los jefes Te Aro, Kumutot y Pipitea en donde venderían sus tierras, pero mantendrían la posesión de su pā, cultivos y cementerios[3]​ En agosto de 1840 la Compañía de Nueva Zelanda sufrió otro revés cuando la Asamblea Legislativa en Nueva Gales del Sur decretó que los pagos por las tierras en Nueva Zelanda debían ir directamente a sus habitantes originales, y que ninguna venta individual podía exceder las "cuatro millas cuadradas".

Un mes después se dice que la aldea contaba con una población de 500 habitantes, junto con bueyes, ovejas, cerdos y pollos, aunque la compañía aún no había identificado o comprado las tierras rurales por las cuales los compradores habían pagado.

Como resultado de esto, los inmigrantes alemanes terminaron mudándose a Nelson.

Un mes después Gibbon Wakefield comenzó activamente a promover un plan que había propuesto en 1843: un asentamiento de la Iglesia Anglicana.

No obstante, cuando los maoríes del lugar se rehusaron a vender su tierra, el agrimensor de la compañía inspeccionó Port Cooper (Lyttelton Harbour) en la costa este de la Isla Sur y eligió este lugar como la ubicación del asentamiento.

Primeramente, había planeado comprar tierra barata y venderla a un precio mucho mayor, y había anticipado que una colonia con un precio de tierras más alto atraería a colonos ricos.

Con pocas perspectivas de mejorar su posición financiera, la compañía renunció a sus privilegios.

[16]​ Gibbon Wakefield, quien había renunciado a la compañía en 1846 indignado tras el acuerdo financiero con el gobierno británico, se mantuvo desafiante hasta el final, declarando en 1852 que si la compañía hubiese sido dejada por su cuenta hubiese generado dividendos, recuperado su capital "y hoy hubiesen 200.000 colonos en Nueva Zelanda".

Edward Gibbon Wakefield
John Lambton.