La producción y exportación de azúcar, que durante el siglo XVI había sido la base de la economía canaria, fue decayendo a medida que aumentaba la llegada a Europa del azúcar proveniente de las Indias occidentales; a lo largo del siglo XVII las islas encontraron un sustitutivo económico en la producción de malvasía, que en Inglaterra y sus colonias era ampliamente apreciada y demandada.
[1][2] Sin embargo, al terminar la guerra, el vino canario había aumentado fuertemente su valor en Inglaterra, doblando su precio en el periodo 1640-1660.
La compañía estaba presidida por un gobernador y un teniente de gobernador elegidos por votación, y estaba formada por 71 comerciantes londinenses con licencia para importar anualmente mercancías por valor de 1000 libras esterlinas durante siete años.
Tanto las aportaciones económicas como las existencias serían gestionadas en un fondo común.
[7][8] Sin embargo, en Inglaterra no fue necesario esperar tanto para disolver la compañía: las dificultades que había experimentado en su corta vida, el fracaso en los objetivos planteados en su fundación, las protestas de los comerciantes ingleses que habían quedado fuera de la corporación y la consideración que de ilegal y perjudicial para Inglaterra tenía cualquier clase de monopolio, aconsejaron su disolución.