Las acciones españolas dentro de la compañía alcanzaban el 40%,[1] mientras el restante 60% quedaba en manos francesas.
A través de la Compagnie générale du Maroc (CGM), los bancos franceses Paribas, Crédit Lyonnais o Société Générale fueron algunos de los principales accionista por parte gala.
[4] La construcción del tramo español se adjudicó a José María Escriñá, quien había terminado la línea Ceuta-Tetuán.
A excepción de la construcción de algunos viaductos, los trabajos no encuentran grandes dificultades técnicas y se inaugura un primer tramo en 1923.
[2] Existían estaciones en, entre otras, Tánger, Arcila, Alacazarquivir, Mequinez y Fez.