Communium rerum

Los que llevan a cabo esta guerra contra la religión, afirman que les mueve el amor a la patria y el el deseo de libertad, civilización y progreso, pero en realidad lo que les mueve es un "odio insaciable contra Dios y contra el género humano".No era fácil la situación en los países donde San Anselmo desarrollo su tarea pastoral; las provincias de las Galias habían caído hacía poco en poder de los normandos y hacía poco que la fe había llegado a las islas británicas.Con frecuencia los gobernantes despreciaron esas peticiones y tuvo que sufrir en su persona la enemiga de los poderosos.Pero aún más se equivocan los que piensan que conseguirán esa paz disimulando los derechos e intereses de la iglesia, y complaciendo al mundo, con si fuera posible una armonía entre la luz de Cristo y las tinieblas del Demonio.La caridad con los que están en el error y han combatido a la Iglesia no supone condescender más allá de lo que sea justo: se puede ceder en el propio derecho, pero siempre que eso no suponga faltar al cumplimiento del deber, "ni violar en lo más mínimo los inmutables y eternos principios de la verdad y la justicia"[11]​ La unión con el papa fue siempre una premisa en la vida de San Anselmo, y especialmente en su defensa de la fe y de la Iglesia; así se lo manifestó al papa Pascual en diversas ocasiones, como lo hizo con estas palabras: Tomando ocasión de esa actitud de San Anselmo, el papa hace notar el modo en que con el correr del tiempo se ha estrechando cada vez más unión de los obispos y los fieles con el Pontífice Romano, como una reacción ante los ataques a la Iglesia; ve en esos hechos la mano de Dios, Todo esto debe llevar a esforzarse con todo empeño por custodiar esta unión, y no solo ante los asaltos exteriores, sino también ante los peligros interiores que ya ha señalado.Tomando pie en el modo en que San Anselmo desarrollo los estudios de filosofía y teología, el papa recuerda que los progresos en las ciencias positivas y en la prosperidad material son buenos por su propia naturaleza; pero han de tomarse en su justo medio, ni confiando en sus conclusiones cuando contradicen la fe, ni considerar que esos errores justifican "excluir toda filosofía e incluso toda discusión o estudio razonado sobre la doctrina sagrada".
Grabado de San Anselmo de finales del siglo XVI , incluido en un escrito de la secretaría en el ''Anselm Arch. de Contorberi''